Investigadores encontraron evidencia de que los miembros de una misteriosa especie humana arcaica enterraban a sus muertos y tallaban símbolos en las paredes de las cuevas mucho antes de la evidencia más temprana de entierros por parte de los humanos modernos.
Los cerebros pertenecientes a la especie extinta, conocida como Homo naledi, tenían alrededor de un tercio del tamaño de un cerebro humano moderno.
Estas revelaciones podrían cambiar la comprensión que se tiene en la actualidad de la evolución humana.
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